Recuerdo tu mirada
clavada entre la mía,
como si fuera hoy día
lo que nos dio el ayer.
Me abalancé a quererte
jugándome la vida,
no pude contenerme...
me subyugó tu piel.
Mis víctimas pupilas
mordieron fácilmente
lo oculto y lo evidente
en tu escote aquel...
Te acaricié desnuda
tocándote sin verte
y se embebió tu vientre
entre veneno y miel.
Yo confesé quererte
con lágrimas furtivas,
y dormiste vestida
de besos en tropel.
...