Siempre habré de quererte como ahora:
¡Amor de luces blancas!...
¡Fuego de sol que me calienta el pecho
y no levanta llama!
Con esta misma música recóndita,
tan profunda y tan vaga
como el rumor inmenso que recoge
el caracol de nácar.
Con el íntimo verso que revienta
en sencillas palabras
y queriendo expresar todo lo bello,
casi no dice nada.
Con el goce callado de sentirte
en la raíz de mi alma:
savia celeste que mi anhelo yergue
hasta las nubes altas.
Con el ensueño renovado y fresco
y esta ternura clara
que apenas cuaja en la caricia leve,
como el roce de un ala..
.Siempre habré de amarte como ahora,
aunque después me vaya
rumbo a mi memoria, alcanzando distantes
luceros olvidados..
Porque anclé mi inquietud en el remanso
de tu pureza intacta
y meció tu silencio transparente
mi vela desplegada..
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