Esta es una selección de todos aquellos poemas que me han estremecido el corazón..

Un reencuentro con la mayor expresión artística del alma.. La Poesía..

31 de enero de 2010

Las Sirenas - Leon Felipe

Una de mis favoritas de mi poeta favorito, León Felipe, con dedicatoria especial a Sire.

Maritzac

LAS SIRENAS

Hoy tengo el vino dulce y en la sangre
el ritmo vago y sordo de una canción lejana y luminosa.
¿Quién canta al otro lado de las nubes?
¿De dónde llega esa canción?
¿No estaban muertas las estrellas?

Después de que hayamos blasfemado
con la razón enfurecida,
hay que dejar abierta la loca ventana de los sueños.

Porque ocurre que hay días
en que el hombre quiere engañarse y que le engañen...
y él mismo se embarca en la primera playa
y en el barco más frágil
para ir a buscar a las sirenas.

EL SEXO EN SIETE LECCIONES.- Eduardo Lizalde..

..

1. Gozo y tortura
que el Tártaro y el Cielo
-uña de carne- desempeñan.

Al sexo y su desorden milagroso,
a su perfecto matrimonio; ,
de beso y abrelatas, sucumbimos.

A la gloria del sexo,
a su desenfrenado latrocinio,
su avaricia impecable,
alto, cedemos.

* * *

2. Y por estar a flote,
por ser la superficie de la espuma en la piel,
por ser lo más visible y general,
por ser el más común lugar del paraíso visitado,
el sexo, lo evidente,
lo que a todos iguala,
lo esencial-sabia era Eva,
ingenuo Segismundo-,
por ser el sexo algo tan real,
lo único real acaso,
sólo se existe y vive a su merced.

No es reducible el sexo a números ni a ciencia,
no es cosa comprensible,
no es natural ni humano
y la divinidad lo desconoce.

Lo real no está sujeto a inquisición.

* * *

3. El tiempo escaso por costumbre
y, por la costumbre, frágil,
no basta para el amor
y es demasiado para el sexo.

Pero si en sexo se midiera el tiempo
si el sexo -el gozo, mejor dicho- fuera
una unidad de tiempo,
sería la más pequeña
que el reloj pudiera imaginar,
la apenas registrable,
el átomo del tiempo.

* * *

4. Ni el denodado goce de los cuerpos,
ni el carnívoro roce de las bocas,
ni las fieras sensuales de los dedos,
ni las mejillas ardorosas,
ni el sudor refrescante de los pechos
-su rima encantadora-,
ni el tacto delicioso de los muslos,
ni la plata del pubis,
ni las caudas azules y viriles,
son suficientes para el sexo.

La plena saciedad misma, no basta.
Lacios los cuerpos tras el goce, exhaustos,
bebidos uno a otro hasta las plantas,
sueñan, despiertos, con el sexo.
Sólo han probado, sólo empiezan a hervir.
La saciedad más absoluta
es siempre, apenas, el principio.

* * *

5. El cuerpo es siempre virgen para el sexo.
El cuerpo siempre, Paul, recomenzando.
Y el cuerpo eterno, el fiero eterno cuerpo
muere antes que el sexo.

* * *

6. Y nada de que el sexo
sólo con amor es sexo.
El sexo es siempre amor,
nunca el amor es sexo.
El amor no es amor,
el sexo es el amor.
No hay sexo sin amor
pero hay amor sin sexo, y no lo es.
Todo amor sin sexo es corruptible.
Sólo una advertencia:
es ya desgracia conocida
que el sexo y el amor no sean posibles
sino con personas,
con almas y con cuerpos de cuatro dimensiones,
con seres existentes,
y nunca con fantasmas o sombras pasajeras,
mucho menos con plantas o gallinas.

7 (y última). El sexo es una cosa
que se embellece cuando se la mira.
Y la prostitución es su magnífico revés,
su negación perfecta,
su ausencia depresiva.
El sexo es este Dios moldeado
por su más portentosa y vil creatura.

El Rosal - Canazzar


El Rosal
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Hoy en la casa que guarda mi ser,
exise un rosal que florece al amanecer,
a veces, parecia no crecer,
a veces, parecia no querer,

Un capricho de rosal
es que el que tengo yo,
Un demonio de flor
es el que cultivo yo,

A veces no quiere salir,
Se indigna y oculta sin razon,
Se enoja y yo no dejo de insistir
que salga de su caparazon..

A demonio de rosal..
Que no quieres aflorar..
A demonio de flor..
Que no te quieres mostrar..

Ya te paso una vez..
Que no te quisiste dejar ver..
Y te abriste en Invierno
En donde tus petalos vi caer..

A demonio de rosal..
Parece que lo volveras hacer..
A demonio de flor..
Que no te quires dejar ver..

Si no quieres tu flor florecer,
Entonces tendre que buscar,
Otra flor que cultivar,
Y tu sola tendras que crecer..


Contestacion
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habia una vez una flor
que en un invierno florecio
y sus petalos vio caer con gran dolor
y el frio del invierno la lleno
y se sumio en un gran sopor

Era tanto el frio y el dolor que sintio
que la flor doblo su tallo y se durmio
que sus petalos renacieran espero
y que el dolor se fuera deseo

Cuando la primavera llego
la flor ni cuenta se dio,
que sus antiguos petalos renacieran esperaba
y esto obviamente no sucedio

Un jardinero se acerco
tratando de cultivar esta flor
pero la flor en su dolor, espinas genero
"me protegeran mientras sano" ella penso,
y que nuevos petalos habian renacido ni se entero

El jardinero intento e intento
y la flor nunca salio
tal vez no era el momento
tal vez no era primavera aun
asi que el jardinero se canso
"ha sido demasiado tiempo perdido" el penso
y cultivar otra flor busco.

la flor al jardinero mucho extraño
pero penso que tal vez habia sido lo mejor
"no quiero lastimarlo conmis espinas" penso
y asi que sola se quedo
Cuando al fin la flor sus espinas deshecho
y preparada para florecer se sintio
abrio los ojos y observo
pero triste ya no se sintio
porque supo que con sus espinas no lastimo
porque esas espinas con el tiempo destruyo
y nuevos petalos genero

"Estoy sola" penso,
de que no habia sido su tiempo de florecer se convencio
y nunca mas lloro
Y al fin sus colores y su aroma ofrecio
'el jardinero se ha ido' penso,
"tal vez nos encontremos algun dia, tal vez no..."


Saltillo Coahuila, Verano del 2000

28 de enero de 2010

Adan y Eva - Jaime Sabines

I

-Estábamos en el paraíso.
En el paraíso no ocurre nunca nada. No nos conocíamos. Eva, levántate.
-Tengo amor, sueño, hambre. ¿Amaneció?.
-Es de día, pero aún hay estrellas. El sol viene de lejos hacia nosotros y empiezan a galopar los árboles. Escucha.
-Yo quiero morder tu quijada. Ven. Estoy desnuda, macerada, y huelo a ti.
Adán fue hacia ella y la tomó. Y parecía que los dos se habían metido en un río muy ancho, y que jugaban con el agua hasta el cuello, y reían, mientras pequeños peces equivocados les mordían las piernas.

II

-¿Has visto cómo crecen las plantas? Al lugar en que cae la semilla acude el agua: es el agua la que germina, sube al sol. Por el tronco, por las ramas, el agua asciende al aire, como cuando te quedas viendo el cielo de¡ medio- día y tus ¿Ojos empiezan a evaporarse. Las plantas crecen de un día a otro. Es la tierra la que crece; se hace blanda, verde, flexible. El terrón enmohecido, la costra de los vicios árboles, se desprende, regresa. ¿Lo has visto? Las plantas caminan en el tiempo, no de un lugar a otro: de una hora a otra hora. Esto puedes sentirlo cuando te extiendes sobre la tierra, boca arriba, y tu pelo penetra como un manojo de raíces, y toda tú eres un tronco caído. -Yo quiero sembrar una semilla en el río, a ver si crece un árbol flotante para treparme a jugar. En su follaje se enredarían los peces, y sería un árbol de agua que iría a todas partes sin caerse nunca.

III

La noche que fue ayer fue de la magia. En la noche hay tambores, y los animales duermen con el olfato abierto como'un ojo. No hay nadie en el, aire. Las hojas y las plumas se reúnen en las ramas, en el suelo, y alguien las mueve a veces, y callan. Trapos negros, voces negras, espesos y negros silencios, flotan, se arrastran, y la tierra se pone su rostro negro y hace gestos a las estrellas. Cuando pasa el miedo junto a ellos, los corazones golpean fuerte, fuerte, y los ojos advierten que las cosas se mueven eternamente en su mismo lugar. Nadie puede dar un paso en la noche. El que entra con los ojos abiertos en la espesura de la noche, se pierde, es asaltado por la sombra, y nunca se sabrá nada de él, como de aquellos que el mar ha recogido. -Eva, le dijo Adán, despacio, no nos separemos.

IV

Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden. ¿Por qué? Te he visto a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es que tu sangre y la mía se encienden a diferentes horas?

Ahora que estás dormida debías responderme. Tu respiración es tranquila y tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrías decirlo todo sin aflicción, sin risas.

¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron, pues, de mi costado, no me dueles?

Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo.

Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día.

Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca.

¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve.

***

21 de enero de 2010

Besos en Tropel - Beto Aveiga




Recuerdo tu mirada
clavada entre la mía,
como si fuera hoy día
lo que nos dio el ayer.

Me abalancé a quererte
jugándome la vida,
no pude contenerme...
me subyugó tu piel.

Mis víctimas pupilas
mordieron fácilmente
lo oculto y lo evidente
en tu escote aquel...

Te acaricié desnuda
tocándote sin verte
y se embebió tu vientre
entre veneno y miel.

Yo confesé quererte
con lágrimas furtivas,
y dormiste vestida
de besos en tropel.

...